Nápoles, 1 de noviembre de 2019

Copa, 510-500 a.C.

Fuimos al Museo archeologico nazionale di Napoli, donde pasamos todo el día. Primero vimos la cerámica griega, de barro cocido (terracota) pintado sobre fondo negro, la mayoría procedente de la región de Apulia, en el sureste de la península Itálica.
Crátera, 510-500 a.C.

Las cráteras eran vasijas destinadas a contener la mezcla que preparaban de agua y vino, ya que tanto griegos como romanos rara vez bebían vino puro.
Crátera, de Cuma (Campania), siglo V a.C.

Crátera de volutas, de Ruvo (Apulia), 365-350 a.C.

Las volutas son las asas que sobresalen por encima de la boca en forma de espiral.
Crátera de volutas, de Ruvo (Apulia), 400 a.C.

Crátera de volutas, de Paestum (Campania), 340-330 a.C. 

 Crátera de volutas

Crátera de volutas

Enócoe trilobado, de Paestum (Campania), 325-300 a.C.

El enócoe es una jarra de vino que sirve para sacar el vino de la crátera tras aguarlo.
Ánfora panatenaica, de Ruvo (Apulia), 340-320 a.C.

Las ánforas panatenaicas se usaban para contener aceite de oliva.
Ánfora panatenaica, de Cuma (Campania), siglo VI a.C.

Lekythos, de Ruvo (Apulia), 360-345 a.C.

Lekythos o lécito era el nombre de estas vasijas destinadas para contener aceites o pomadas.
Lekythos ática, de Cuma (Campania), siglo V a.C.

Hidria, de Ruvo (Apulia), 365-350 a.C.

Las hidrias eran vasijas elaboradas para contener agua.
Lutróforo, de Canosa (Apulia), 340-320 a.C.

El lutróforo es una vasija de cuello alargado y con dos asas. Fue usado para llevar agua durante los rituales de celebración de matrimonios o en los funerales, donde era colocado en las tumbas de las mujeres solteras.
Dinos, de Ruvo (Apulia), 340-320 a.C.

El dinos es una vasija con pedestal para contener la mezcla de vino y agua.
Sítula, de Ruvo (Apulia), 360-345 a.C.

Vaso con forma de tortuga, de Ruvo (Apulia), siglo IV a.C.

Vaso con forma de pata de caballo, 440-430 a.C.

Hidria, de bronce, siglo V a.C.

Pátera, barro cocido (terracota), de Canosa (Apulia), siglo IV a.C.

Pátera es un plato de poco fondo que se usaba en ceremonias y ritos religiosos.
Cántaros (Kantharos), de Canosa (Apulia), siglo IV a.C.

El cántaros es una vasija que usaban para beber los griegos y los etruscos.
Calpis (Kalpis) ática, de Nola (Campania), 490-480 a.C.

Al igual que la hidria, era una vasija destinada para contener agua.
Crátera de campana, de Egnazia (Apulia), siglo IV a.C.

 Busto masculino, de Canosa (Apulia), siglo IV-III a.C.

Luego vimos la exposición de joyería en oro.

Seis flores, de Cuma (Campania), siglo IV a.C.


Pendientes, de oro y granate, posiblemente de Cuma (Campania), siglo III a.C.


Corona, de Canosa (Apulia), siglo IV-III a.C.


Collar, de Ruvo (Apulia), siglo VI-V a.C.


Anillos para el pelo, de Ruvo (Apulia), siglo VI a.C.

Anillo para el pelo, de Ruvo (Apulia), siglo VI a.C.

Varios mosaicos recubren el suelo de varias salas que deben ser visitadas tras ponerse unas fundas protectoras sobre el calzado.
Lorea, Amaia y Maite en una de estas salas

 Mosaico

Mosaico

Cave canem, cuidado con el perro, de Pompeya

Las tres gracias, del Templo de Apolo (Pompeya)

Pantera con símbolo dionisíaco, colección Santangelo

Lykourgos ataca a la ninfa Ambrosia mientras mira Dioniso, de Herculano

Boxeador y gallo, del área vesubiana

Peces y ánades, de Pompeya, en préstamo

León atacando a leopardo, de la Casa del mosaico de las palomas (Pompeya)

 Escena nilótica, de la Casa del Fauno (Pompeya)

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Gato con codorniz, cerceta común y tarro blanco, de Pompeya

Peces, de la Casa del Fauno (Pompeya)

Detalle de la lubina del mosaico anterior

Dioniso niño bebiendo y cabalgando un tigre, de la Casa del Fauno (Pompeya)

Detalle del mosaico anterior

Detalle de mosaico con máscara y motivos vegetales

Fauno, de la Casa del Fauno (Pompeya)

Aplique con cabeza de león

Estatuilla de Esculapio, dios de la medicina, con serpiente alrededor de bastón

Lucerna bilicne, cupido con oca

Lucerna bilicne, con asa en forma de murciélago

Detalle del murciélago del asa

Lucerna bilicne de fabricación egipcia, de Pompeya

Aceitera para rellenar lucernas, con imagen de Isis y pequeño Harpócrates, y una lucerna

Lucerna con Isis en el centro con un sistro en la mano izquierda, Anubis a derecha, y Harpócrates a izquierda

Lucernas con el busto de Helios con corona de ocho rayos, personificación del Sol

Estatuilla de rana como adorno de jardín, de la Casa de las Bodas de Plata, Pompeya

Perona y Micone, amamanta padre cautivo, de Pompeya, siglo I d.C.

Espejo de plata con Apolo

En el fondo de un cofre de madera, hallado el 5 de diciembre de 1930 en la casa del Menandro (Pompeya), se encontró una vajilla de plata, junto a joyas familiares y monedas de oro y plata. El tesoro consta de 118 objetos que suman un peso total de 24 kg.
Anforeta de plata

Taza con asas de plata

Taza con asas de plata

Taza de plata

Pieza de plata con forma de concha de bivalvo

Jarra con embocadura de herradura, de Hercolano

Jarra trilobada, de Pompeya, siglo I d.C.

Jarra bilobada, del área vesubiana, siglo I d.C.

Jarra trilobada, de Pompeya, siglo I d.C.

Crátera en alabastro usada como urna funeraria y copa de cristal de roca, de sepultura de Ponte di San Prisco, siglo I d.C.

Urna funeraria con asas de vidrio

Balsamario de vidrio, arte funerario

Vasija de cristal decorada mediante incisiones, de Sepino

Vidrio en mosaico a bandas, siglo I d.C.

Vidrio en mosaico a bandas, siglo I d.C.

Maqueta de Pompeya

En el museo se conserva una gran colección de frescos enmarcados de Pompeya y otras ciudades cercanas.
Ceremonia isíaca, de Herculano, siglo I d.C.

Detalle del cuadro anterior

El Ibis sagrado (Threskiornis aethipicus) estaba consagrado a Isis, diosa lunar egipcia, personificación de la Naturaleza y el cielo, a veces representada con la cabeza de esta ave, que es blanca y negra, como la luna, brillante por un lado y oscura por el otro. Los egipcios momificaron millones de estas aves, según el artículo "Mitogenomic diversity in Sacred Ibis Mummies sheds light on early Egyptian practices", publicado en la revista Plos One el 13 de noviembre de 2019.
Ceremonia isíaca, de Herculano, siglo I d.C.

Toro Apis, de Pompeya, 40-50 d.C.

La representación del toro Apis con la luna creciente entre sus cuernos muestra hasta qué punto estaban familiarizados los romanos con los dioses egipcios. Para los egipcios era el dios solar y de la fertilidad.
Llegada de Io a Canopus, del Templo de Isis (Pompeya)

Meloncillo y cobra, de Pompeya

Paisaje con ibis, del Templo de Isis (Pompeya)

 Detalle del ibis

Retrato del panadero Terentius Neo y su esposa, de Pompeya

En la actualidad se considera que este es el único retrato, tal y como lo entendemos, hallado en Pompeya.
Pared con cuadros, de Pompeya

Escena con pigmeos, de la Casa del Médico (Pompeya)

Teseo recibiendo honores de los atenienses tras matar a Minotauro, de Pompeya

Pirithous, Hippodamia y un centauro invitado a la boda, de la Casa de Gavius Rufus (Pompeya), siglo I d.C.

Io y Argos, de Pompeya

Perseo y Andrómeda, de Pompeya

Zeus, de la Casa de Dioscuro (Pompeya)

Suplicio de Dirce, de Pompeya

Fresco, de Herculano

Meleafrus y Atalanta, de la Casa del Centauro (Pompeya)

Hércules y el centauro Nessus, de la Casa del Centauro (Pompeya)

Paredes de la Villa de Agrippa Postumo (Boscotrecase)

Europa sobre toro, de Pompeya

Estatuilla de Anubis

Estatuillas de Venus con paloma y serpiente, de Scafati, siglo I d.C.

Detalle de la estatuilla de serpiente, de Scafati, siglo I d.C.

Atlas Farnesio en la Sala de la Meridiana

Atlas Farnesio

El Atlas Farnesio es una escultura en mármol de 2,1 metros de alto, cargando un globo de 65 centímetros de diámetro. Cabeza, brazos y piernas corresponden a una restauración realizada en el siglo XVIII. Representa al titán Atlas condenado por Zeus a soportar el peso del cielo, que carga sobre sus espaldas, apoyando la rodilla derecha sobre el pico de una montaña. El globo muestra en superficie una serie de bajorrelieves con 41 constelaciones de las 48 que distinguía en el siglo II d. C. Claudio Ptolomeo. El Atlas Farnesio es una copia romana del siglo II d. C. en mármol de una escultura helenística de Atlas soportando sobre sus espaldas un pesado globo celeste en su representación más antigua. Su nombre se debe a que la compró el cardenal Alejandro Farnesio a principios del siglo XVI. A mediados del siglo XVI se encontraba en las Termas de Caracalla con las restantes piezas de la colección Farnesio, transportadas a Nápoles en 1787 como parte de la herencia del rey Carlos III, hijo de Isabel de Farnesio.
Estatua de Alejandro a caballo, de Hercolano, siglo I a.C.


Estatua de león, mármol, colección Farnesio, de Roma, siglo II d.C.

Las esculturas clásicas de la colección Farnesio son una de las primeras colecciones de artículos artísticos de la antigüedad grecorromana. Los artículos de la colección fueron adquiridos o requisados por el cardenal Alejandro Farnesio, quien se convirtió en el papa Pablo III (1534-1549). Las obras de arte clásicas se descubrían de forma rutinaria en tierras romanas, y durante el Renacimiento italiano se habían vuelto muy deseadas. Muchas eran reliquias de las familias ricas de Roma. Alejandro Farnesio compró las colecciones Sassi y Bernardino Fabio, confiscó la colección Colonna y recibió la colección del cardenal Federico Cesi como donación. Se compraron otras obras en el mercado de antigüedades, incluidas obras que aparecían durante las obras de excavación y construcción.
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Estatua de Océano, con remo y dragón marino, mármol, colección Farnesio, de Roma, siglo II d.C.

Estatua de Océano, con cornucopia o cuerno de la abundancia, mármol, colección Farnesio, siglo II d.C.

Yo junto a Hércules Farnesio, de las romanas Termas de Caracalla, colección Farnesio

Esta estatua, que data de finales del siglo II o principios del siglo III d.C., se halló en las Termas de Caracalla y fue adquirida por el papa Pablo III. Le faltaban las piernas y la mano y antebrazo izquierdos. Más tarde se encontraron las piernas originales y se reintegraron a finales del siglo XVIII.
Maite junto a Lare Farnesio, creación romana, colección Farnesio, siglo II d.C.

Estatua de Dacio, mármol, colección Farnesio, de Roma, siglo II-III

Apolo sentado con lira, pórfido, colección Farnesio, siglo II d.C.

Minerva, de original griego más antiguo, colección Farnesio, siglo II d.C.

Kore como musa, de original griego más antiguo, colección Farnesio, siglo II d.C.

Eros con delfín, colección Farnesio, siglo II d.C.

Guerrero con niño, Aquiles y Troilo, creación romana, colección Farnesio, siglo II d.C.

Este grupo escultórico fue encontrado en las Termas de Caracalla en el año 1787, desde donde fue trasladado al ayuntamiento de Nápoles y de aquí a este museo en 1826. Representa un tema heroico y puede representar a Aquiles y Troilo, o Neoptólemo y Astyanax. La interpretación se ve dificultada por la restauración realizada en el siglo XVI, cuando se añadió una cabeza moderna que representa al emperador Cómodo.
Pan y Dafnis con siringa, de original griego más antiguo, colección Farnesio, siglo II d.C.

Apolo con lira, grauvaca de Uadi Hammamat (Egipto), colección Farnesio, in Circo, siglo I d.C.

Dioniso, variante de Apolo Liceo, de original griego más antiguo, colección Farnesio, siglo II d.C.

Dioniso y Eros, colección Farnesio, siglo II d.C.

Afrodita tipo Capitolino, de original griego más antiguo, colección Farnesio, siglo I d.C.

Flora Mayor, creación romana, colección Farnesio, siglo II d.C.

Pomona o Flor menor, siglo II d.C.

Tiberio, creación romana, colección Farnesio, siglo II d.C.

Toro Farnesio, mármol, de original griego más antiguo, colección Farnesio, siglo III d.C.

El Toro Farnesio o Tormento de Dirce fue descubierto en el año 1545 en las Termas de Caracalla. El conjunto escultórico fue tallado en un gran bloque de mármol y representa el tormento de Dirce, atada a un toro enfurecido por Anfión y Zeto, que querían castigarla por maltratar repetidamente a su madre Antiope.
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Afrodita tipo Venus marina con delfín, de original griego más antiguo, colección Farnesio, siglo II d.C.

Relieve con cupidos sacrificando toros, del templo de Venus Genetrix del romano Foro de César, colección Farnesio, siglo II d.C.

Atenea, colección Farnesio, siglo II d.C.

Antinoo-Baco, creación romana, colección Farnesio, siglo II d.C.

Tiberio, colección Farnesio, 40 d.C.

Cibeles con dedicatoria del senador Virius Marcarianus, colección Farnesio, siglo III d.C.

Dioniso ebrio entre Sátiro y Ménades, colección Farnesio, siglo II d.C.

Venus calipigia (culo bonito), de original griego más antiguo, colección Farnesio, siglo II d.C.

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Afrodita en cuclillas, de original griego más antiguo, colección Farnesio, siglo II d.C.

Hércules y Ónfale, de original griego más antiguo, colección Farnesio, siglo I d.C.

Escaldado de jabalí, de original griego más antiguo, colección Farnesio, siglo I d.C.

Afrodita tipo Venus Felix, de original griego más antiguo, colección Farnesio, siglo II d.C.

Gigante, amazona y persa muertos, colección Farnesio

Sarcófago con Hércules ebrio, se une a procesión de Dioniso, colección Farnesio, siglo II d.C.

 Bajorrelieve, colección Farnesio, del Templo de Adriano de Roma

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Estatua de Apolo, bronce, de la Casa del Citarista (Pompeya), siglo I a.C.

Detalle de la estatua

Estatua de Venus, mármol, de la Casa de Diomedes (Pompeya), siglo I d.C.

Busto de Artemisa, bronce, del Templo de Apolo (Pompeya), siglo II a.C.

Detalle del busto

Apolo, del Templo de Apolo (Pompeya)

Detalle de la estatua

Hércules Epitrapezios, bronce

Herm de Zeus Amón, de Herculano, siglo I d.C.

Estatua de Isis, mármol, del Templo de Isis (Pompeya)

Estela en caliza con inscripciones jeroglíficas, de Pompeya

Estatua de Dioniso, mármol

Estatua colosal de Dioscuro, mármol pentélico, de Baia (Campania), siglo II d.C.

Maite junto a la estatua

Estatua de Augusto, divinizado como Júpiter, bronce, del Augusteum de Hercolano, siglo I d.C.

Estatua colosal de Augusto, mármol, del Augusteum de Hercolano, siglo I d.C.

Estatua colosal de Claudio, mármol, del Augusteum de Hercolano, siglo I d.C.

Estatua de Claudio, representado como un héroe, bronce, del Augusteum de Hercolano, siglo I d.C.

Estatua de Marcus Nonius Balbus, representado como un héroe, mármol, del teatro de Hercolano, siglo I a.C.

 Estatua del liberto Lucio Mammio Massimo con toga, bronce, de Herculano, siglo I d.C.

Estatua de Tiberio con toga y cabeza cubierta como sacerdote, bronce, de Herculano, siglo I d.C.

Estatua de Livia vestida de sacerdotisa, bronce, siglo I d.C.

Estatua de Marco Nonio Balbo con toga, mármol, de Herculano, siglo I d.C.

Victoria, de original griego más antiguo, de Pompeya

Artemisa, alabastro, creación romana, siglo II d.C. 

Finalmente entramos en la sala donde se encuentran distintas piezas de tipo sexual, que han pasado los últimos siglos más tiempo escondidas que a la vista. El Gabinetto Segreto fue creado en 1817 como Gabinete de Objetos obscenos, con el fin de conservar las piezas artísticas de tipo erótico que se iban descubriendo, a las que dada la estricta moralidad de la época sólo se podía acceder mediante una autorización especial, siempre que el solicitante fuera una «persona de edad madura y de moral reconocida». A mediados de 1850 el Gabinete fue cerrado y no se permitieron más visitas, pero se volvió a abrir por orden de Garibaldi durante el proceso de la unificación italiana, cuando el militar conquistó Nápoles en 1860. El catálogo de la colección fue publicado en 1866. De manera progresiva, la censura del Reino de Italia fue restringiendo aún más el acceso, hasta que volvieron a cerrarlo durante el período fascista, cuando sólo se podía visitar con la autorización del Ministerio de Educación. La censura perduró hasta 1967 y la sala no fue definitivamente reabierta al público hasta abril del año 2000. Desde ese momento no hay ningún tipo de censura para su visita, aunque los menores de 14 años sólo pueden entrar si van acompañados de sus padres o profesores.
Ánfora, relación homosexual, de Capua Vetere (Campania)

Sátiro y Ménade, de Pompeya

Sátiro y ninfa, de Herculano

Sátiro y ninfa, de Pollena Trocchia (Campania)

 Enanos con falo, de Pompeya

Tintinnabula

Hombre con falo

Lucernas de sátiro barbudo con gran falo, de Pompeya, siglo I d.C.

Lucernas de enanos danzantes con gran falo, bronce, de Pompeya, siglo I d.C.

Tintinnabula de bronce, colección Borgia, siglo I d.C.

Los Tintinnabula se colocaban en las entradas de casas y tiendas con función protectora contra los espíritus malignos. Consistían en una serie de pequeñas campanas (crepidula) suspendidas de falos erectos (fascinum), símbolo de prosperidad.
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Cuadro de lupanar, con la inscripción lente impelle, empujar despacio, de Pompeya, siglo I d.C.

Escena sexual, de Pompeya, siglo I d.C.

Escena sexual, de Pompeya, siglo I d.C.

Hit habitat felicitas, aquí vive la felicidad

Mercurio con falo erecto con caduceo y bolsa de dinero

Asno penetra león mientras diosa Victoria lo corona

Falo en templete, de Pompeya

Lucerna, con falo alado, colección Borgia

Sarcófago con bacanal, colección Farnesio

 Detalle del sarcófago

El cambio climático como factor decisivo en el declive del Imperio Romano

Los autores del artículo "2500 years of european climate variability and human susceptibility", publicado en el año 2011 en la revista Science, mediante el estudio de los anillos de crecimiento de los árboles, determinaron el período de prosperidad romana se produjo durante un largo período de veranos húmedos y cálidos, interrumpido hacia el año 250, cuando se inició la pequeña edad de hielo de la antigüedad tardía, que duró hasta el año 600 aproximadamente.

Otro grupo de investigadores, también liderado por Ulf Büntgen, publicaron el artículo "Cooling and societal change during the Late Antique Little Ice Age from 536 to around 660" en el año 2016 en Nature. También gracias al estudio de los anillos de crecimiento de los árboles determinaron que los veranos más fríos en los últimos 2.000 años fueron el año 172 y el 1821, con temperaturas 4,6º C inferiores a la media del final del siglo XX, y que ambas fechas coincidieron con erupciones volcánicas de gran intensidad.

La expansión del imperio romano, desde el 100 a.C hasta el 200 d.C, coincidió con una estabilidad climática y un nivel bajo de actividad volcánica. Los estudios indican que bajo el mandato del emperador Augusto las temperaturas estivales medias eran, al menos, un grado superior a la media climática actual. Los veranos cálidos y húmedos, seguidos de inviernos templados, caracterizados por una escasa variabilidad en las condiciones meteorológicas, fortalecieron la economía y permitieron la prosperidad del comercio. Durante esta época el cultivo de la vid se extendió a gran parte de Alemania e, incluso, de Inglaterra. La bonanza climática se tradujo en abundantes y regulares cosechas de cereales en los “graneros imperiales” (Hispania, Egipto), lo cual favoreció la expansión del Imperio.

En el siglo III el clima cambió, se produjeron grandes sequías, descensos bruscos de la temperatura y precipitaciones intensas en periodos más irregulares. A esto hay que añadir que entre los años 235 y 285 hubo hasta cinco erupciones volcánicas. El clima se hizo más frío y seco, empeoró la producción de alimentos, lo cual propició que los tributos e impuestos destinados a Roma se fueran menguando progresivamente. El cambio climático puso en jaque la economía imperial y el Imperio se fue debilitando lentamente.

Los inviernos se hicieron especialmente más rigurosos en las zonas del norte de Europa y las malas cosechas espolearon a los bárbaros a atravesar los ríos Rhin y Danubio e internarse en las zonas del sur de Europa, en donde las condiciones climáticas eran más favorables. Fue imposible contener, ni mediante la fuerza ni con la diplomacia, las masivas migraciones de los pueblos germanos. Los galos llegaran a Hispania en el 260 y tres años después los godos tomaron Efeso, en la actual Turquía; en el 410 los visigodos, comandados por Alarico I, saquearon por vez primera Roma. A partir de entonces nada volvería a ser igual, la civilización romana estaba herida de muerte.

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