Transporte en lancha rápida por los canales de Bangkok
Dedicamos el día a visitar el templo Phra Kaew y Palacio Real, el templo Pho y el Monte Dorado. Fuimos y volvimos en una impresionante lancha rápida que tenía una parada cerca de nuestro alojamiento. En todos ellos había gran cantidad de turistas; demasiados para poder disfrutarlos con tranquilidad.
En vídeo se aprecia mejor la velocidad
Wat Phra Kaew
Wat Phra Kaew
Wat Phra Kaew
Wat Phra Kaew
Wat Phra Kaew
Wat Phra Kaew
Wat Phra Kaew
Lorea, Amaia y Maite en Wat Phra Kaew
Palacio Real
Detalle en Wat Phra Kaew
Buda reclinado en Wat Pho
Buda reclinado en Wat Pho
Buda reclinado en Wat Pho
Chedis en Buda en Wat Pho
Clases de baile en Wat Pho
Un vídeo de la clase de baile
Clases de baile en Wat Pho
Chedis en Wat Pho
Cuervo picudo (Corvus macrorhynchos) en un parque urbano
Cuervo picudo (Corvus macrorhynchos) en un parque urbano
Cuervo picudo (Corvus macrorhynchos) en un parque urbano
Tórtola moteada (Spilopelia chinensis)
Ardilla de Indochina (Callosciurus finlaysonii)
Monte Dorado
Edificios desde el Monte Dorado
Edificios desde el Motne Dorado
Edificios desde el Monte Dorado
El que esto escribe en un monumento hecho a los buitres en el Monte Dorado
Lo buitres fueron fundamentales en la lucha contra una epidemia de cólera en el siglo XIX al eliminar los cadáveres de los fallecidos.
Recreación del tiempo en que los buitres se comían los cadáveres humanos
En un panel explicativo se podía leer en inglés lo siguiente:
Los buitres del Templo de Sraket
En 1820, durante el reinado del rey Rama II (1809-1824), la enfermedad del cólera se extendió desde Penang (una isla en el norte de Malasia) hasta Bangkok, causando más de 30.000 muertes en la capital. En ese momento, la práctica era la de no quemar los cadáveres dentro de la ciudad vieja. Los cuerpos eran transportados a través de la única puerta de la ciudad que fue permitida para ese propósito. Esa puerta era la mas cercana al Templo de Sraket. Por ello, el templo se convirtió en el principal punto de recepción para los muchos cadáveres que llegaban todos los días. Sin embargo, el templo no era capaz de hacer frente a la gran cantidad de muertos, por lo que algunos cuerpos tuvieron que ser dejados fuera, en la zona abierta del monasterio, ya que no podían ser quemados o enterrados a tiempo. Los buitres comenzaron a llegar al templo para devorar los cadáveres. La enfermedad transmisible se extendía cada temporada seca en Bangkok hasta el comienzo del reinado del rey Rama V (1868-1910). El templo se convirtió en el principal comedero para los buitres. La epidemia más grave sucedió en 1849, durante el reinado del rey Rama III (1824-1851), cuando una de cada diez personas de Bangkok y sus alrededores murieron por la enfermedad. La última propagación de la enfermedad tuvo lugar en 1881. En ese año, cientos murieron cada día. El enorme montón de cadáveres atrajo a famosos monjes de la meditación, notablemente Somdej Phra Phutthachan (Toh Bhramarangsi), que vino a observar la naturaleza impermanente de la existencia. Durante las seis décadas en que se propagó el cólera, el Templo de Sraket estuvo lleno de buitres, ya sea en las ramas de los árboles, en las paredes de los templos e incluso en el edificio de los monjes residentes. Los buitres extendían sus alas y competían entre sí por la comida, creando una escena espantosa, que se recuerda en la leyenda de los "Buitres del Templo de Sraket" que continúa contándose en la actualidad.
Mercado flotante de Damnoen Saduak, cerca de Samut
Después de 20 días en 7 puntos distantes entre sí dentro de Tailandia nos habíamos hecho una idea bastante concreta de cómo eran los tailandeses y no esperábamos lo que aquí nos encontramos en absoluto. Por eso solo pudimos soportar media hora en el famoso mercado flotante de Damnoen Saduak. Aquellos tailandeses reconocían a los españoles con solo verlos. Efectivamente, allí coincidimos con muchos turistas españoles, que caminaban por allí con cara seria, abrumados por la insistencia de los vendedores. Cuando una tailandesa nos dijo "barato, barato, tres por cien" colocándonos unos abanicos de flamenca "Made in China" justo delante de la cara decidimos que ya habíamos visto suficiente. La vendedora de abanicos de flamenca añadió que "uno por treinta". Todavía tuvimos tiempo de ver cómo llegaban dos de estos barcos patroneados por dos jóvenes a toda velocidad y entre risas, parando el motor justo en el momento para así, ayudados por la fuerza de la inercia, encajar sus embarcaciones con sus respectivos turistas desconcertados entre los últimos barcos de la fila. Un espectáculo dantesco. Decenas de autobuses habían traído a cientos de turistas hasta varios aparcamientos de donde partían las embarcaciones por los canales hasta esta ratonera. A la vista está cómo el turismo puede acabar con el encanto que debió tener un lugar como este mercado flotante, hoy en día del todo desvirtuado.
Mercado flotante de Damnoen Saduak, cerca de Samut
Recorrimos 268 km desde The Green Beach Resort hasta el aeropuerto internacional Suvarnabhumi de Bangkok, donde devolvimos el coche alquilado y donde tomamos el tren elevado que lleva al centro de la capital en media hora. Nos alojamos a 1 km de la última parada de dicho tren, en Patumwan House, donde pagamos 260 euros por 3 noches en un enorme apartamento con dos habitaciones, 2 baños y salón-cocina.