Mercado flotante de Damnoen Saduak, cerca de Samut
Después de 20 días en 7 puntos distantes entre sí dentro de Tailandia nos habíamos hecho una idea bastante concreta de cómo eran los tailandeses y no esperábamos lo que aquí nos encontramos en absoluto. Por eso solo pudimos soportar media hora en el famoso mercado flotante de Damnoen Saduak. Aquellos tailandeses reconocían a los españoles con solo verlos. Efectivamente, allí coincidimos con muchos turistas españoles, que caminaban por allí con cara seria, abrumados por la insistencia de los vendedores. Cuando una tailandesa nos dijo "barato, barato, tres por cien" colocándonos unos abanicos de flamenca "Made in China" justo delante de la cara decidimos que ya habíamos visto suficiente. La vendedora de abanicos de flamenca añadió que "uno por treinta". Todavía tuvimos tiempo de ver cómo llegaban dos de estos barcos patroneados por dos jóvenes a toda velocidad y entre risas, parando el motor justo en el momento para así, ayudados por la fuerza de la inercia, encajar sus embarcaciones con sus respectivos turistas desconcertados entre los últimos barcos de la fila. Un espectáculo dantesco. Decenas de autobuses habían traído a cientos de turistas hasta varios aparcamientos de donde partían las embarcaciones por los canales hasta esta ratonera. A la vista está cómo el turismo puede acabar con el encanto que debió tener un lugar como este mercado flotante, hoy en día del todo desvirtuado.
Mercado flotante de Damnoen Saduak, cerca de Samut
Recorrimos 268 km desde The Green Beach Resort hasta el aeropuerto internacional Suvarnabhumi de Bangkok, donde devolvimos el coche alquilado y donde tomamos el tren elevado que lleva al centro de la capital en media hora. Nos alojamos a 1 km de la última parada de dicho tren, en Patumwan House, donde pagamos 260 euros por 3 noches en un enorme apartamento con dos habitaciones, 2 baños y salón-cocina.
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