Soria y calzada romana en Villaciervos, 21 de febrero de 2023

Ermita de San Saturio desde el Parque del Castillo

Tras desayunar bajamos desde el Parador de Soria, que se encuentra en el punto más alto de la ciudad de Soria, en el Parque del Castillo, hasta la orilla del río Duero y fuimos por su ribera hasta la pasarela peatonal que lo cruza a la altura de la ermita de San Saturio.
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Avanzando, avanzando por entre los inmensos jardines que
bordeaban la margen del río, llegó al fin al pie de las rocas sobre las
que se eleva la ermita de San Saturio.
El rayo de luna, Gustavo Adolfo Bécquer, 1862

He vuelto a ver los álamos dorados,
álamos del camino en la ribera
del Duero, entre San Polo y San Saturio,
tras las murallas viejas
de Soria -barbacana
hacia Aragón, en castellana tierra-.
Campos de Castilla, Antonio Machado, 1912
Pico picapinos

Una hembra de Pico picapinos (Dendrocopos major) en el Parque del Castillo.
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Río Duero y puente medieval

Ermita de San Bartolomé

La ermita de San Saturio, según la tradición cristina, se levanta sobre la cueva de Peñalba, donde vivió San Saturio como ermitaño en el siglo VI tras donar a los pobres las riquezas que heredó de sus padres.
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La ermita barroca de San Saturio fue diseñada por el arquitecto Pedro de Ajín y construida por Julián Domingo Izaguirre, finalizada en el 1703. Consta de varias estancias adosadas a la roca.
Interior rupestre de la ermita de San Saturio

Varias de las estancias tienen la roca como paredes y techo.
Ventana del milagro de San Saturio

En la vidriera de la ventana se explica que un niño de 6 años se cayó por esta ventana, pero que no sufrió ningún daño gracias a San Saturio en el año 1772.
Iglesia de San Saturio

La iglesia es de planta octogonal y muy alargada, enmarcada en un óvalo, cubierta con una cúpula de ocho elementos y linterna. En los frescos de sus paredes, pintados por el pintor barroco soriano más destacado, Juan Zapata Ferrer, entre los años 1704 y 1708, está representada la leyenda de San Saturio. En dos de sus paños se puede contemplar la silueta del Castillo de Soria, tal y como estaba antes de su destrucción por las tropas napoleónicas en 1808.
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Después fuimos hasta la plaza mayor de Soria y comimos un par de tapas que habían ganado el primer premio, una de torreznos y la otra tapa micológica. Después fuimos a ver las dos iglesias más interesantes.
Portada de la iglesia de San Juan de Rabanera

La iglesia de San Juan de Rabanera es de finales del siglo XII y es de estilo románico tardío. La entrada principal cuenta con un arco de medio punto y cuatro pilares con capiteles de escena de la vida de Jesús de Nazaret procede de las ruinas de la iglesia de San Nicolás y se incluyó en esta a principios del siglo XX.
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Tímpano

El tímpano de la portada está presidido por una representación de San Nicolás de Bari o de Mira, con mitra y báculo en la mano izquierda.
Capiteles de las columnas de la portada

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Ábside

Ventanales ciegos

En el ábside destacan sendos e raros ventanales labrados con motivos florales y geométricos.
Canecillo

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Mamífero sin identificar

Cigüeñas blancas (Ciconia ciconia) copulando

Iglesia de Santo Domingo

La iglesia de Santo Domingo se construyó a finales del siglo XII, pero de ella queda poco más que la torre. 
Rosetón de la fachada 

Destaca el rosetón de la fachada.
Detalle de la portada

Tímpano de la portada

Detalle de uno de los capiteles de la portada

Arquivoltas de la portada.

También destaca la representación de los textos bíblicos en las arquivoltas de la portada.
Monjas clarisas

Cuando entramos las monjas clarisas del convento estaban rezando en alto. Después fuimos en coche a dar un paseo por un sabinar en busca del corte de una calzada romana cerca del pueblo de Villaciervos, según la información obtenida de la página web vías romanas, obra de Isaac Moreno Gallo.
Corte de la calzada romana

Recomiendo la publicación Vías romanas en Castilla y León, también obra de Isaac Moreno Gallo.
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Fue el ingeniero y arqueólogo Eduardo Saavedra quien dio a conocer el trazado en su artículo "Descripción de la vía romana entre Uxama y Augustobriga", publicado en el volumen 9 de la revista Memorias de la Real Academia de la Historia en el año 1879, donde, referido al tramo que transcurre por el "Páramo de Villaciervos", escribió que "se conoce en el país con el nombre de Camino Sarraceno".
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Durante varios cientos de metros se puede ver perfectamente como esta calzada romana, bien nivelada y rectilínea, se levanta alrededor de un metro de altura sobre la paramera circundante.
Fuente: plano de Eduardo Saavedra

Comenzó a llover y regresamos a Soria, donde visitamos el Museo Numantino, inaugurado en el año 1916 para acoger los restos arqueológicos del yacimiento de Numancia. El edificio fue costeado por el senador Ramón Benito Aceña. En el año 1989 concluyó una gran obra de renovación y ampliación. Tiene 3 plantas. En la primera hay restos paleontológicos y paleolíticos.
Colmillo de elefante antiguo (Paleoxodon antiquus), de Ambrona

En el yacimiento paleontológico de Ambrona, en el municipio de Miño de Medinaceli (Soria), se han encontrado casi medio centenar de elefantes, además de grandes bóvidos y caballos.
Pelvis de elefante antiguo, de Ambrona

Bifaz, de Ambrona

Los bifaces son del tipo Achelense primitivo o medio.
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Placa grabada de Villalba

En este fragmento de pizarra paleozoica negra de 36,5 cm de lago, 7,6 cm de ancho y 1,2 cm de grosor están grabados 13 caballos y machos cabríos en cada una de las dos caras. Por su estilo, podrían corresponder al período Solutrense o inicios del Magdaleniense, hace unos 15.000 años.
Macho cabrío en la placa grabada de Villalba

Caballo en la placa grabada de Villalba

Arpones y anzuelos, de Covaleda

Cerámica campaniforme, de Villar del Campo

Taza, Castillo de las Espinillas, Valdeavellano de Tera, siglos VI-IV a. C.

Vasija de almacenamiento, de Las Eras, Ciadueña, siglos II-I a. C.

Esta vasija con un capacidad de unos 68 litros fue hallada en el yacimiento de La Eras, en una pequeña ciudad celtibérica. Las fuentes históricas atestiguan la gran importancia que tuvieron los caballos para los pueblos celtíberos. Tenían caballos y asnos domados. 
Crátera con decoración metopada, del Cerro Monóbar, Almaluez, siglos II-I a. C.

Molino barquiforme, de San Pedro Manrique, siglos IV-I a. C.

Su economía era fundamentalmente pastoril, con ganado ovino y, en algunas zonas, bovino. Con la leche hacían queso y con la lana confeccionaban prendas, entre ellas el sagum. Completaban sus economía con la caza, la pesca y la recolección de frutos. La agricultura del cereal fue ganando importancia hasta convertirse en la principal actividad económica, especialmente en la región vaccea y en el Valle del Ebro. Del trigo y la cebada obtenían harina y una bebida alcohólica del cereal fermentado, la caelia.
Afilador, de Castilterreño, Izana, siglo I a. C.

Hacha, de Castilterreño, Izana, siglo I a. C.

Gubia, Castilterreño, Izana, siglo I a. C.

Hoz y escardillo, de Castilterreño, Izana, siglo I a. C.

La moneda, introducida por influencia ibérica, tuvo una gran importancia en la economía.
Urna funeria, de Tiermes, siglos IV-III a. C.

Tiermes fue una ciudad celtíbera y luego una población romana, en el sur de Soria, cerca del límite con las provincias de Segovia y Guadalajara. Fue aliada de Numancia durante las guerras celtibéricas contra los romanos.
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Puñal biglobular, de Tiermes, siglos III-II a. C.

La metalurgia del hierro alcanzó un alto grado de desarrollo técnico. Las minas del Moncayo, explotadas desde el siglo V a. C., fueron un factor importante en la configuración de Celtiberia. En el trabajo del bronce destacan los broches de cinturón y las fíbulas.
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Puñal biglobular, de Tiermes, siglos II-I a.C.

Espada, de Tiermes, siglos IV-II a. C.

Este tipo de espadas, rematadas en la empuñadura por dos botones, es denominado como de "antenas atrofiadas".
Pectoral de placa rectangular, de Tiermes, siglos VI-V a. C.

Broche de cinturón, de Tiermes, siglos VI-IV a. C.

Pectoral espiraliforme, de Tiermes, siglos VI-V a. C.

Disco decorado, Los Llanos, Cubo de la Solana, siglos V-IV a. C.

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Olla, de Numancia, siglo IV a. C.

La producción de cerámica en torno permitió la comercialización de las piezas.
Olla, de Numancia, siglos III-I a. C.

Olla estampillada, de Numancia, siglos II-I a. C.

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Jarra estampillada, de Numancia, siglos II-I a. C.

Jarra, de Numancia, siglos II-I a. C.

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Jarra, de Numancia, siglo I a C.

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Jarra con boca trilobulada con escena de doma de caballos, de Numancia, siglo I a C.

Vaso de los Guerreros, de Numancia, siglo I a. C.

Vasija de provisiones, de Numancia, siglos II-I a. C.

Copa de gran capacidad, de Numancia, siglos II-I a. C.

Jarra decorada con jinete a caballo, de Numancia, siglos II-I a. C.

Jarra de boca trilobulada, de Numancia, siglo I a. C.

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Cantimplora, de Numancia, siglo I a. C.

Taza, de Numancia, siglos II-I a. C.

Olla decorada con friso de animales, de Numancia, siglo I a. C.

Biberones, de Numancia, siglos II-I a. C.

Biberón, de Numancia, siglos VII-V a. C.

Biberón con incisiones e impresiones de punta de espátula e incrustaciones de botones de bronce.
Embudo, de Numancia, siglos II-I a. C.

Copa decorada con motivos geométricos, de Numancia, siglo I a. C.

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Copa decorada con abubilla, de Numancia, siglo I a. C.

Copa decorada con aves y peces, de Numancia, siglos II-I a. C.

Copa de los Peces, de Numancia, siglo I a. C.

Pátera decorada con estrella, de Numancia, siglo I a. C.

Copa con dos asas, de Numancia, siglo I a. C.

Cuenco con decoración de ave, de Numancia, siglo I a. C.

Taza con decoración geométrica, de Numancia, siglo I a. C.

Vasija con decoración de zoomorfos, de Numancia, siglo I a. C.

Vasija de provisiones con decoración de caballos, de Numancia, siglo I a. C.

Vasija de provisiones decorada con danzantes, de Numancia, siglo I a. C.

Vasija de provisiones con decoración geométrica, de Numancia, siglos II-I a. C.

Figura femenina, de Numancia, siglo I a. C.

Cerámica con forma de toro, de Numancia, siglos II-I a. C.

Pie votivo, de Numancia, siglos II-I a. C.

Trompa, de Numancia, siglos II-I a. C.

Cuenco decorado con buitre, de Numancia, siglos II-I a. C.

Los historiadores romanos explicaron que los celtíberos tenían dos rituales funerarios. El más usual consistía en la incineración del cadáver con sus ajuar en una pira funeraria. Después se recogían las cenizas y restos óseos y se introducían en un urna o vasija de cerámica o, directamente, en un hoyo, junto a los que se depositaban algunos objetos personales del difunto, como armas, adornos y utensilios, previamente intencionadamente doblados o inutilizados. En el caso de los guerreros que morían en combate, los celtíberos usaban a los buitres como psicopompos de las almas entre la Tierra y el más allá. En muchas religiones diversos animales han sido o son intermediarios o psicopompos: buitres, perros, chacales, lobos, zorros, leones, jaguares, caballos, cabras, ciervos, gorriones, golondrinas, cuervos, búhos, lechuzas, delfines, abejas o mariposas. Silio Itálico escribió en su poema épico sobre la segunda guerra púnica titulada Punica, referido a los mercenarios celtíberos del ejército de Aníbal: "Los celtíberos consideran un honor morir en el combate y un crimen quemar el cadáver del guerrero así muerto; pues creen que su alma remonta a los dioses del cielo, al devorar el cuerpo yacente el buitre."
Estructura funeraria, de Numancia, siglo I a. C.

Collar de cuentas de diversos materiales, de Numancia, siglos II-I a. C.

Collar de cuentas de pasta vítrea, de Numancia, siglo II a. C.

Báculo de prótomos de caballos, de Numancia, siglo II a. C.

Báculo de cabezas, de Numancia, siglo II a. C.

Fíbula de caballito, de Numancia, siglos III-II a.C.

Fíbula de caballito con jinete, de Numancia, siglo II a. C.

Broche de cinturón, de Numancia, siglo II a. C.

Placas articuladas, de Numancia, siglo II a. C.

Monedas de la ceca de Sekobirikes

En Celtiberia se comenzó a producir moneda a mediados del siglo II a. C. Las primeras cecas o talleres monetarios surgieron gracias al impulso de los romanos y en un principio las monedas solo se usaban para pagar a los militares y en determinadas transacciones comerciales. La influencia de la iconografía griega y romana es patente y muchas veces las monedas presentan una imagen masculina en el anverso y un jinete en el reverso. También se emplearon los mismos metales: la plata y el cobre.
Monedas de la ceca de Bolskan

Monedas de la ceca de Kelse

Monedas de la ceca de Sekaisa

Monedas de la ceca de Arekorata

Monedas de la ceca de Bilbilis

Glandes de honda de plomo, de Numancia, siglo II a. C.

Glandes de honda de cerámica y hueso, de Numancia, siglo II a. C.

Agujas de hueso romanas

Acus crinalis, agujas para el pelo romanas

Máscara de Gorgona, de Uxama Argaela, Osma, siglos I-II d. C.

Hecha a la cera perdida con bronce de gran calidad. Debió adornar un mueble, armario o cama. Representa a Medusa con serpientes. De las máscaras de Medusa se esperaba un elemento protector, ya que tenía la capacidad de petrificar a quien la mirase.
Vasija romana

Vasija romana de terra sigillata

Vajilla de la Casa de Los Plintos, de Uxama Argalea, Osma, siglo III d. C.

Cuenco de la Casa de Los Plintos

Vasija de dos asas de la Casa de Los Plintos

Urna cineraria, La Cuesta de las Minas, Osma, mediados del siglo I d. C.

Estela romana, Uxama

Detalle de la estela romana, Uxama

D(iis) M(anibus) M(arco) Licinio Nepotian(norum) L Marciana et Nepotila patri p(osuerunt)
A los dioses Manes. A Marco Licinio Nepote, de 50 años. Marciana y Nepotila la pusieron a su padre
Estela funeraria dedicada a Bodeio Carubilo, La Cerrada, Borobia, siglos II-III d. C.

Collares

Collar

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Mascarón en bronce, de Medinaceli

Adornos fálicos

Anzuelos

Estatua de Saturno, de Rioseco de Soria

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