Lagunas de Villafáfila, 14 de abril de 2023

Lagunas de la Fuente y de Barillos

Visitamos las Lagunas de Villafáfila, donde buscamos algún "lek" de avutardas, que es como se denominan en inglés las agrupaciones de machos de varias especies de aves que se exhiben en territorios comunales que las hembras visitan para seleccionar al más idóneo y copular con él. Conozco las Lagunas de Villafáfila desde el año 1990, cuando las visité en primavera y en invierno. Este año las lagunas de Villafáfila estaban llenas de agua, gracias a las abundantes lluvias del pasado otoño y a pesar de la escasa precipitación del invierno y la primavera. Los campos de cereal, en cambio, se veían bastante amarillentos y los caminos de tierra en lugar de barro tenían polvo.
Morito común (Plegadis falcinellus)

Avutardas comunes (Otis tarda)

Como es habitual aquí en las horas centrales del día, la reverberación impide tomar fotografías nítidas debido a la distorsión causada por el calor que asciende desde el suelo calentado por el Sol.
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Salina Grande y el pueblo de Villafáfila

Después de comer en uno de los restaurantes de Villafáfila, fuimos hasta el observatorio de Otero de Sariegos, donde hubo una gran colonia de cría de cernícalo primilla (Falco naumanni), hoy en día desaparecida o casi. Vimos dos volando por el centro de Villafáfila.
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Aves en la Salina Grande

Ánsares comunes (Anser anser)

Tarro blanco (Tadorna tadorna) y ánades azulones

Hembra de Aguilucho cenizo (Circus pygargus)

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Macho de Aguilucho cenizo



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Pagaza piconegra (Gelochelidon nilotica)

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Laguna de la Casa del Parque

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Archibebe común (Tringa totanus)

Avoceta común (Recurvirostra avosetta)

Laguna de la Casa del Parque

Avutardas comunes

Calle Balborraz

Maite y yo nos alojamos en el Parador de Zamora 2 noches con alojamiento y desayunos por 395,20 euros. Luego fuimos al encuentro de mi amigo José Alfredo Hernández Rodríguez, uno de los naturalistas que mejor conoce la Naturaleza zamorana. Nos vimos las caras por primera vez el 1 de abril de 1988. Hasta los 18 años cumplidos pasé mis vacaciones en la casa de mis abuelos maternos en la ciudad de Zamora, y entre los años 1988 y 1994 en la casa que fue de mis abuelos paternos en el pueblo de Tamame. Por ello, muchos de mis recuerdos de la niñez y la juventud tienen como escenario la ciudad de Zamora y el pueblo de Tamame y sus alrededores. La ciudad ha cambiado mucho y para bien, pero el campo, por el contrario, es casi irreconocible para quien esto escribe. Mis paseos diarios transcurrían por caminos y senderos hoy desapararecidos y reemplazados por espantosos y rectilíneos caminos que abrieron durante la concentración parcelaria. En mi memoria queda un paisaje lleno de vida y ahora no puedo más que sentir tristeza al ver cómo la intensificación agrícola ha arrasado con aquella fauna y flora que yo conocí en Tamame y en otros pueblos de Sayago. Por allí anduve con aquellos prismáticos Super Zenith 10x50 que me compraron mis padres en enero de 1983, cuando comencé a anotar mis observaciones en un cuaderno de campo. Cuatro años después, me compraron por 17.000 pesetas mi primera cámara fotográfica el 31 de diciembre de 1986, una Zenit 12XP, fabricada en la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, que aún conservo.

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