Marruecos, 22 de abril de 2019

Oukaimeden

Después de desayunar fuimos en busca de un local de alquiler de vehículos. Alquilamos un Renault Clio automático y con navegador por 350 dirhams/día. Al cambio, unos 100 euros por tres días, un precio que nos pareció barato. Tomaron los datos del permiso de conducir internacional y me pidieron que dejara en depósito mi pasaporte. Cuando les mostré mi sorpresa por la petición, me enseñó varios pasaportes que tenía en su poder. Le dije que no iba a dejar el mío y que iríamos a otra empresa de alquiler de vehículos, a lo que me replicó que dejara un dinero en depósito. Nos pidió una fianza de 300 euros y como no teníamos tanto dinero en metálico, se conformó con los aproximadamente 250 que llevábamos encima.
Chovas piquigualdas

Tras alquilar el vehículo nos pusimos en ruta hasta la estación de esquí de Oukaimeden, a 78 kilómetros, pero a donde se tarda en llegar una hora y 45 minutos. Se sube por un cómodo puerto de montaña hasta una altitud de algo más de 2.600 metros, a 16 kilómetros en línea recta del monte Tubqal o Toubkal (en francés), la cima del Atlas con 4.167 metros. Tras pagar unos pocos dirhams por aparcar (una constante en los lugares más turísticos), dimos un breve paseo y buscamos un restaurante entre varias personas que insistían en llevarnos hasta alguno en concreto. Por evitar posibles intoxicaciones, buscamos durante toda nuestra estancia en Marruecos restaurantes de aspecto limpio y cuidado, aunque ello implicara pagar algo más de dinero. Comimos muy bien en el restaurante del hotel Chez Juju. 
Pinzón vulgar

Muchos ornitólogos vienen hasta aquí en busca de aves de montaña como el Camachuelo alirrojo bereber (Rhodopechys alienus), endémico del Atlas marroquí, y la Alondra cornuda (Eremophila alpestris), que cuenta con una subespecie endémica del Atlas marroquí, entre otras especies. Entre los edificios de la estación de esquí estuvimos buscando esas dos especies, donde es fácil verlas durante el invierno, cuando la nieve cubre el suelo. Buscándolas, vimos Chova piquigualda (Pyrrhocorax graculus), una subespecie norteafricana de Pinzón vulgar (Fringilla coelebs subsp. africana), una subespecie norteafricana de Herrerillo canario (Cyanistes teneriffae subsp. ultramarinus), Roquero solitario (Monticola solitarius), Colirrojo tizón (Phoenicurus ochruros), una subespecie distinta de la del continente europeo de Zorzal charlo (Turdus viscivorus subsp. deichleri), la subespecie norteafricana de Gorrión chillón (Petronia petronia subsp. barbara) y dos nidos activos de Cernícalo vulgar (Falco tinnunculus). Le agradezco a mi amigo Javier Elorriaga las indicaciones para encontrar las aves endémicas del Atlas marroquí.
Herrerillo canario

Roquero solitario

Colirrojo tizón

Zorzal charlo

Gorrión chillón

Cernícalo vulgar

Narcissus bulbocodium

Oukaimeden

Collalba del Atlas

Vimos varios ejemplares de la Collalba del Atlas (Oenanthe seebohmi) en una zona donde afloraban abundantes pequeñas rocas entre el pastizal del fondo del valle, cerca ya de la presa de Oukaimeden.
Collalba del Atlas

Collalba del Atlas

 Chova piquirroja

En estas praderas supraforestales había varias decenas de chovas piquigualdas y piquirrojas (Phyrrhocorax pyrrhocorax).
 Lorea, Amaia y Maite en Oukaimeden


Lorea, Amaia y Maite en Oukaimeden

 Presa y embalse de Oukaimeden

Antes de regresar hacia Marrakech hicimos un último intento por ver la Alondra cornuda y el Camachuelo alirrojo (Rhopopechys sanguineus subsp. alienus) en una ladera donde se alternaban rocas y herbáceas. Encontramos un grupo de 6 camachuelos alirrojos bereberes mientras se alimentaban.
 Camachuelo alirrojo

 Camachuelo alirrojo

 Hábitat del Camachuelo alirrojo bereber

 Plantación de Cedro del Atlas

En el puerto de montaña a Oukaimeden hay una extensa plantación del Cedro del Atlas (Cedrus atlantica). Es una especie endémica de las montañas de Marruecos y Argelia, pero ausente aquí de manera natural, en la parte occidental del Atlas marroquí. Su madera resinosa es olorosa y muy resistente al ataque de insectos xilófagos y hongos. En Marruecos es una madera muy apreciada, empleada en la construcción de palacios y otros edificios históricos. Es fácil de tallar y su comportamiento con los encolados y los tintes es excelente.
 Plantación de Cedro del Atlas

 Conos de Cedro del Atlas


Maite junto al coche que alquilamos

Regresando a Marrakech paramos en el borde de la carretera, con buenas vistas a un valle, cerca de donde se encuentra el hotel y restaurante Aurocher Oukaimeden. Cantaban varios ejemplares de Curruca cabecinegra y Ruiseñor común (Luscinia megarhynchos) en una zona arbustiva con Lentisco (Pistacia lentiscus) y cistáceas.
Valle del Atlas

Valle del Atlas

Ruiseñor común

Ruiseñor común

Lentisco

No hay comentarios:

Publicar un comentario