Ecuador, 18 de julio de 2019

Daphne Mayor desde la isla de Baltra

Después de desayunar metimos el equipaje en el automóvil Kia Sportage y nos dirigimos al aeropuerto de Guayaquil, donde devolvimos el vehículo. Tomamos un vuelo con la compañía ecuatoriana Tame que salió a las 10.40 de Guayaquil y llegó a Baltra a las 11:30 horas. Teniendo en cuenta que en las Islas Galápagos hay una hora menos que en el resto de Ecuador, el vuelo duró casi dos horas. El vuelo solo de ida de Guayaquil a Baltra para 4 personas nos costó 751,24 dólares. Al llegar al aeropuerto de Baltra pagamos por cada persona 20 dólares al Consejo de Gobierno del Régimen Especial de Galápagos y 100 más por persona por la entrada al Parque Nacional Galápagos. El aeropuerto internacional de Baltra es el más importante de las Islas Galápagos y se encuentra en una pequeña isla al norte de la isla de Santa Cruz separada por el canal de Itabaca. Tras un breve recorrido en autobús por el que cobran 5 dólares por persona, se llega al muelle que hay en la orilla de dicho canal, se cruza en una embarcación, un dólar más por persona, y en la otra orilla se puede tomar un autobús por otros 5 dólares por persona hasta Puerto Ayora, en el sur de la isla de Santa Cruz tras un recorrido de aproximadamente media hora. También se puede ir en taxi por 25 dólares. En Puerto Ayora habíamos reservado una habitación para tres noches con desayunos incluidos por 311,30 dólares.
Canal de Itabaca desde la isla de Baltra

Lorea, Amaia y Maite en el muelle de la isla de Baltra

Zapaya (Grapsus grapsus) en el canal de Itabaca

Manglar en el canal de Itabaca

Manglar y barcos turísticos

Muelle en la isla de Baltra desde la de Santa Cruz

En el canal de Itabaca vimos las primeras tiñosas bobas y pelícanos pardos de la subespecie endémica de las Islas Galápagos.
Tiñosa boba (Anous stolidus subsp. galapagensis)

Subespecie endémica de las Islas Galápagos.
Tiñosa boba

 El mismo ave

Pelícano pardo (Pelecanus occidentalis subsp. urinator) posado en el mangle

Puerto Ayora

Después de alojarnos, dimos un paseo por Puerto Ayora y vimos una gran variedad de fauna.
Martinete coronado (Nyctanassa violacea subsp. pauper)

Subespecie endémica de las Islas Galápagos.
Iguana marina (Amblyrhynchus cristatus)

Endémica de las Islas Galápagos.
Detalle de la cabeza de una iguana marina

Macho de Pinzón de Darwin picomediano (Geospiza fortis)

Especie endémica de las Islas Galápagos.
Otro macho de Pinzón de Darwin picomediano

Sinsonte de Galápagos (Mimus parvulus subsp. parvulus)

Especie endémica de las Islas Galápagos.
Pelícano pardo (Pelecanus occidentalis subsp. urinator)

Gaviota fuliginosa (Larus fuliginosus)

Endémica de las Islas Galápagos.
Juvenil de Garcita verdosa (Butorides striata subsp. sundevalli)

Subespecie endémica de las Islas Galápagos.
Piquero camanay (Sula nebouxii subsp. excisa)

Subespecie endémica de las Islas Galápagos.
León marino de Galápagos (Zalophus wollebaeki)

Solo vive en las Islas Galápagos y en dos islas de la costa colombiana.
Detalle de la cabeza del mismo individuo

Después de almorzar un taxista nos ofreció la posibilidad de ir a ver las tortugas gigantes al Rancho El Chato, una propiedad particular dedicada a la conservación y el turismo.
Panel explicativo en la entrada al Rancho El Chato

Tortuga gigante del Oeste de Santa Cruz (Chelonoidis porteri)

Especie endémica de la isla de Santa Cruz.
Detalle de la cabeza de la misma tortuga

Maite junto a una Tortuga gigante del Oeste de Santa Cruz

Yo junto a una Tortuga gigante del Oeste de Santa Cruz

Guayabas, los frutos del Guayabo (Psidium guajava)

Varias decenas de tortugas gigantes del Oeste de Santa Cruz se encontraban en una parcela plantada con guayabos. En el suelo había numerosas guayabas y las tortugas andaban en su busca.
Tortuga gigante del Oeste de Santa Cruz

Otro ejemplar

Tortuga gigante del Oeste de Santa Cruz

28 tortugas gigantes del Oeste de Santa Cruz

Lorea, Amaia y Maite junto a un grupo de tortugas gigantes del Oeste de Santa Cruz

Chelonoidis porteri

La taxonomía de las tortugas gigantes de las Islas Galápagos es compleja y de momento variable. He seguido el libro "Turtles of the World. Annotatede Checklist and Atlas of Taxonomy, Synonymy, Distribution, and Conservation Status (8th Ed.)", publicado en el año 2017, de donde he tomado este mapa de distribución.
Reinita de manglar (Setophaga petechia subsp. aureola

Subespecie endémica de las Islas Galápagos y la costarricense isla de Cocos.
Sinsonte de Galápagos (Mimus parvulus subsp. parvulus)

Copetón de Galápagos (Myiarchus magnirostris)

Endémico de las Islas Galápagos.
Garrapatero aní (Crotophaga ani)

Los expertos de la Fundación Charles Darwin consideran al Garrapatero aní como el ave introducida más perjudicial para los ecosistemas de las islas Galápagos. El tamaño de su población en las islas va en aumento de una manera alarmante. En el 2010 se estimaron unas 80.000 aves en la isla de Santa Cruz y un total de 250.000 aves en todo el archipiélago. En el 2009 un estudio del contenido estomacal de estas aves en la isla Santa Cruz, mostró como el 98% de las aves muestreadas se habían alimentado de invertebrados. Un alto porcentaje de las semillas encontradas correspondía a Rubus niveus, planta altamente invasiva, a la que ayuda en su dispersión. Se encontraron los restos de un pollo de pinzón de Darwin, lo que reveló que predaba directamente sobre las aves nativas. 
Tubo volcánico en el Rancho El Chato

Regresamos en taxi a Puerto Ayora y tras cenar nos dimos un paseo por el embarcadero y gracias a la luz de sus farolas vimos los primeros tiburones.
Tiburón de punta negra (Carcharhinus limbatus)


Tiburones de punta negra

Gecko casero común (Hemidactylus frenatus)

Una salamanquesa introducida en las Islas Galápagos.
"Portrait of Charles Darwin"

George Richmond pintó este retrato de Charles Darwin a finales de la década de 1830, con posterioridad al 2 de octubre de 1836, fecha del regreso del Beagle a Inglaterra. Charles Darwin en su libro "El origen de las especies" escribió:

"Aunque en las islas oceánicas hay corto número de especies, la proporción de especies endémicas - es decir, aquellas que no se encuentran en ninguna otra parte del mundo - es, con frecuencia, grandísima. Si comparamos, por ejemplo, el número de moluscos terrestres endémicos de la isla de Madeira, o de aves endémicas del archipiélago de los Galápagos, con el número de los que se encuentran en cualquier continente, y comparamos después el área de la isla con el del continente, veremos que esto es cierto. Teóricamente era de esperar este hecho, pues, como ya se explicó, las especies que llegan en ocasiones, tras largos intervalos de tiempo, a un distrito nuevo y aislado, al tener que competir con nuevos compañeros, han de estar sumamente sujetas a modificación, y a menudo producirán grupos de descendientes modificados. Pero en modo alguno se sigue de esto que, porque en una isla sean peculiares casi todas las especies de una clase, lo mismo sean las de otra clase o de otra sección de la misma clase, y está diferencia parece depender, en parte, de que las especies que no están modificadas han emigrado juntas, de manera que sus relaciones mutuas no se han perturbado mucho, y, en parte, de la frecuente llegada de inmigrantes no modificados procedentes del país de origen, con los cuales se han cruzado las formas insulares. Hay que tener presente que la descendencia de estos cruzamientos ganará seguramente en vigor, de suerte que hasta un cruzamiento accidental produciría más efecto del que pudiera esperarse. Daré algunos ejemplos ilustrativos de las observaciones precedentes. En las islas de los Galápagos hay veintiséis aves terrestres; de éstas, veintiuna - o quizá veintitrés - son peculiares, mientras que de las once aves marinas solamente lo son dos, y es evidente que las aves marinas pudieron llegar a estas islas con mucha mayor facilidad y frecuencia que las aves terrestres."

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