Ecuador, 21 de julio de 2019

 Pardela de Galápagos (Puffinus subalaris)

A las 6:40 de la mañana salía la lancha que tomamos para ir de Puerto Ayora (isla de Santa Cruz) a Puerto Villamil (isla Isabela). El pasaje por persona nos costó 30 dólares. La travesía fue a gran velocidad, por lo que no pude disfrutar tanto de las aves marinas como me hubiera gustado. A nuestra llegada el Gobierno Autónomo Descentralizado Municipal de Isabela nos cobró 10 dólares a cada uno. En Puerto Villamil vivían 2.400 personas en el año 2012. Isabela es la más grande de las Islas Galápagos. El 60% de la superficie terrestre del archipiélago se encuentra en esta isla.
Rabijunco etéreo (Phaethon aethereus)

 Piqueros camanay (Sula nebouxii subsp. excisa)

Tras alojarnos en el Hotel Coral Blanco 4 noches por 483 euros, desayunos incluidos, fuimos a ver un humedal y la playa aledaña.
Humedal de Puerto Villamil

Macho de Lagartija de lava de Isabela (Microlophus albemarlensis)

Gallineta americana (Gallinula galeata)

Flamenco rojo (Phoenicopterus ruber)

Lorea, Amaia y Maite en la playa de Puerto Villamil

Zona de anidación de Iguana marina (Amblyrhynchus cristatus)

Hembra de Lagartija de lava de Isabela (Microlophus albemarlensis)

Iguana marina

Detalle de la cabeza del mismo individuo

Iguanas marinas alimentándose de algas en las rocas intermareales

Iguana marina


Iguana marina nadando

Pelícano pardo (Pelecanus occidentalis subsp. urinator)

Pelícano pardo

En la recepción del hotel nos ofrecieron varias excursiones guiadas. Aprovechamos para preguntarle sobre donde ver algunas especies animales. El recepcionista supo respondernos a todas las preguntas. Por ello, seguimos andando hasta el embarcadero, desde donde nos dijo que era bastante fácil observar al Pingüino de Galápagos. Así fue.
Desde el embarcadero de Puerto Villamil

Pingüino de Galápagos (Spheniscus mendiculus)

Embarcadero de Puerto Villamil y bahía

Dos machos jóvenes de León marino de Galápagos peleando


Los mismos leones marinos de Galápagos

Panel explicativo

Concha de Perla

Fuimos hasta una laguna que hay al norte del Centro de Crianza de Tortugas Gigantes Arnaldo Tupiza Chamaidan. Lo hicimos por una pista forestal, sin darnos cuenta de que existía una pasarela de madera que atravesaba un interesante humedal entre el pueblo y el centro de crianza.
Laguna norte al Centro de Crianza Arnaldo Tupiza Chamaidan

Sinsonte de Galápagos (Mimus parvulus subsp. parvulus)

Focha americana (Fulica americana)

El mismo ejemplar

Flamenco rojo (Phoenicopterus ruber)

Ánade gargantillo (Anas bahamensis subsp. galapagensis)

Subespecie endémica de las Islas Galápagos.
Cigüeñuela cuellinegra (Himantopus mexicanus)

Humedal del Puerto Villamil

Ya de regreso a Puerto Villamil vimos el acceso a la pasarela de madera que conduce desde Puerto Villamil hasta el Centro de Crianza de Tortugas Gigantes Arnaldo Tupiza Chamaidan. Es un sendero de 2,1 kilómetros que en gran parte va elevado sobre un extenso humedal, apoyado en postes.
Lorea y Amaia en la pasarela

Manzanillo (Hippomane mancinella) con fruto

Garcita verdosa (Butorides striata subsp. sundevalli)

Flamencos rojos

Flamenco rojo

Flamenco rojo

Tras ver esta fotografía recién hecha, el 27 de mayo de 1855 Charles Darwin escribió una carta a su mejor amigo, Joseph Hooker donde le dijo: "if I really have as bad an expression, as my photograph gives me, how I can have one single friend is surprising" (si realmente tengo una expresión tan mala, como me da mi fotografía, es sorprendente cómo puedo tener un solo amigo". En otro párrafo de "El origen de las especies" escribió sobre las Galápagos con una referencia implícita al Génesis bíblico.

"De las relaciones entre los habitantes de las islas y los de la tierra firme más próxima. - El hecho más sorprendente e importante para nosotros es la afinidad que existe entre las especies que viven en las islas y las de la tierra firme más próxima, sin que sean realmente las mismas. Podrían citarse numerosos ejemplos. El archipiélago de las Galápagos, situado debajo del ecuador, se haya de novecientos a mil kilómetros de distancia de las costas de América del Sur. Casi todas las producciones terrestres y acuáticas llevan allí el sello inconfundible del continente americano. Hay veintiséis aves terrestres, de las cuales veintiuna, o acaso veintitrés, se clasifican como especies distintas, y se admitiría comúnmente que han sido creadas allí; sin embargo, la gran afinidad de la mayoría de estas aves con especies americanas se manifiesta en todos los caracteres, en sus costumbres, gestos y timbre de voz. Lo mismo ocurre con los demás animales y con una gran proporción de plantas, como ha demostrado Hooker en su admirable trabajo sobre la flora de archipiélago. El naturalista, al contemplar a los habitantes de estas islas volcánicas del Pacífico, distantes del continente varios centenares de kilómetros, tiene la sensación de que se encuentra en tierra americana. ¿Por qué ha de ser así? ¿Por qué las especies que se supone que han sido creadas en el archipiélago de los Galápagos, y no en ninguna otra parte más, han de llevar tan visible el sello de su afinidad con las creadas en América? No hay nada en las condiciones de vida, ni en la naturaleza geológica de las islas, ni en su altitud o clima, ni en las proporciones en que están asociadas mutuamente las diferentes clases, que se asemeja mucho a las condiciones de la costa de América del Sur; en realidad, hay una considerable desemejanza en todos los respectos. Por el contrario, existe una gran semejanza en la naturaleza volcánica del suelo, en el clima, altitud y tamaño de las islas, entre el archipiélago de los Galápagos y el de Cabo Verde; pero, ¡qué diferencia tan absoluta y completa entre sus habitantes! Los habitantes de las islas de Cabo Verde están relacionados con los de África, lo mismo que los de las islas de los Galápagos lo están con los de América. Hechos como éstos no admiten explicación de ninguna clase en la opinión corriente de las creaciones independientes; mientras que, según la opinión que aquí se defiende, es obvio que las islas de los Galápagos estarán en buenas condiciones para recibir colonos de América, ya por medios ocasionales de transporte, ya - aunque no creo en esta teoría - por haber estado antiguamente unidas al continente, así como las de Cabo Verde lo estarán para recibir los de África; estos colonos estarían sujetos a modificación, delatando todavía el principio de la herencia su cuna primitiva."

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